15 mar 2010

¡Feliz cumpleaños mamá!


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Ella es mi mamá. La del carácter fuerte. La de la palabra sabia. La que todo lo sabe. Es el sabor de cada plato de comida hecho con sus manos. La del regaño sabio. La que se siente culpable de todo. Es la voz que canta aquella canción divina durante los quehaceres domésticos. La misionera. La evangelizadora. La que me dio la vida. La del regalo sincero. La de la conversación en la mesa después de cada comida. La del café matutino y las galletas Maria. La que vela por todos. Aquella que decía que no le gustaban los perros y ahora pronuncia palabras de amor para los míos. La del pie delicado. La que puede hacer mil cosas a la vez. La que se gana la confianza y el cariño de quienes la conocen. La de las caminatas por las mañanas. La de la fortaleza inquebrantable. A la que más extraño. Mi Ángel de la Guarda. Mi heroína. La única que tiene la capacidad de albergar un regaño y un castigo y dos minutos después decir que me está preparando mi comida favorita.

Así es ella, y cada año que pasa me digo a mi misma que no la cambiaría por nada ni por nadie.

¡ FELIZ CUMPLEAÑOS MAMÁ !

5 mar 2010

Cuéntame... ¿cómo te ha ido?


"Ahora que ha llegado el optimismo
quién pudiera preguntarte
cómo ser siempre uno mismo..."

-Papá cantó (Pedro Guerra)-
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Ya han pasado un puñado de décadas y seguro pensarás que la vida parece sólo un suspiro matutino que se escapa sin que le lleves el ritmo. Un soplo imperceptible, casi invisible y desapercibido que se pierde en los años transcurridos.

Seguro recordaras que parece que fue ayer cuando viste llegar al hombre a la Luna y entendiste que todo era posible. Cuando jugabas en aquel barrio céntrico de un pueblo rudimentario ahora convertido en ciudad por causa del progreso y la tecnología.

Ya no tienes por qué asomarte por la ventana de la casa vecina para ver la televisión.
Ya entendiste que los comerciales no se graban una y otra vez cuando aparecen en la pantalla.
Comprendiste que la vida era más complicada que un juego de futbol, una partida de canicas con el niño de al lado o jugar al bote pateado en el patio de la escuela.

¿Recuerdas los días de atardeceres y trenes? ¿Cuándo los ruidos de las ruedas rugían contra los rieles mientras tus niñas comían sabritas y jugos en la vieja estación ferroviaria?

Los días en playas olvidadas, vacaciones infinitivas, navidades eternas . Aquellos fines de semanas en parques familiares en cierta ciudad del norte. De sesiones fotográficas, álbumes familiares y discos de vinilo. De días de platicas y chistes en los días más oscuros y estrellados en La Reforma. De mudanzas, de viajes y otras cosas.
Cuando nos enseñaste a patinar nunca te pregunté si tú sabías hacerlo. Eras mi padre…se supone que un papá nace sabiendo esa clase de cosas. Y además, confiábamos ciegamente en ti y en menos de una semana ya volábamos en patines por toda la casa.

Humildes. Tú nos enseñaste a ser humildes. No sé cuantas veces recuerdo la frase "Esta navidad no va a ver regalos por que no hay dinero" y hasta hoy caigo en cuenta que no existió en mi vida ningún 25 de diciembre sin regalos debajo del árbol navideño. Siempre había. Humildes y sencillos pero allí estaban. Envueltos y arreglados. Pequeños, con un significado gigante por dentro. Invisibles y perfectos. Por que sabías que cada uno de ellos reflejaba la esperanza de futuros mejores y sonrisas sinceras.

Nunca nos faltó un plato servido en nuestra mesa, ni un techo bajo nuestras cabezas. Ni escapadas furtivas a paraísos olvidados. Fiestas de cumpleaños. Promesas cumplidas.

Gracias por todo y feliz cumpleaños.