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Esa frase fue la que los niños del barrio escribieron con lápiz hace años en la pared de la casa donde Aku vivía. Él fue uno de los perritos de Umi y Kenny (nieto de Misty). A los dos meses de nacido se fue a vivir a Culiacán, a la misma casa donde mi hermana se asistía. Aku no era la mascota de mi hermana solamente, era también la mascota de todos los niños y vivía en todas las casas del barrio. No era el perro más hermoso del mundo. De hecho, tenía más pinta de callejero que de otra cosa pero curiosamente la gente lo amaba.
El mejor amigo de Aku era otro perro que vivía enfrente, lo llamaban El Sarnoso. La viejita de aquella casa lo adopto en un pacto silencioso y aun en su vejez fue capaz de curarlo de la sarna. Meses después descubrirnos que debajo de aquella piel dañada por las llagas y las heridas infectadas se escondía un pelaje hermoso. El Sarnoso se recuperó y él sí parecía de raza pura. Un perro suertudo, pasó de comer la poca comida que encontraba en la basura a alimentarse con croquetas de buena calidad.
Pero El Sarnoso no era el único amigo de Aku. Aku era el macho alfa, así que cada mañana se salía de casa a recorrer el vecindario y de paso ir recogiendo a todos los miembros de la manada. Todos lo seguían allá a donde fueran y los niños iban de vez en cuando para llevarlo a pasear.
Incluso el OXXO que quedaba cerca le daba permiso para dejarlo pasar y el señor de la tiendita que quedaba detrás de la casa le guardaba comida para cuando Aku se diera una vuelta por allí lo invitaba a pasar para darle su ración.
Nunca pensé que un sólo perro pudiera influenciar tanto a tantas personas. Nunca creí que un pequeño ser fuera capaz de mover tantas vidas. Aku vivió al máximo cada día de su vida. Recibió el amor y el cariño de quienes lo rodearon, de aquellos que, en su infinita bondad fueron capaces de ver la belleza interior de un perro y lo respetaron por lo que fue.
Aku murió hace unos días, lo atropelló un auto cerca del barrio donde vivía. El conductor seguramente nunca sabrá que acababa de matar al mejor amigo del hombre.
Aku y Umi, su mamá (Julio del 2005). |
Me hiciste llorar con ese post. Nunca antes mejor dicho y expresado. Aku es y seguirá siendo mi perro, "el que no tenia dueño", me dejó solo estar a su lado. Nunca obedeció ninguna orden, y solo aprendió trucos que le convenían, pero de que fue el perro más carismático y hermoso que he tenido, lo fue. Me quedo con su inmensa energía en mis recuerdos, con la única y última cicatriz que su mandíbula pudo dejar. Mi chaparro, mi pequeño demonio.
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