29 abr 2016

Hace un año ya...

Algo de culpa tuvieron ellas.
(Este post fue escrito entre febrero y marzo del 2015; hace un año ya. Realmente desconozco el motivo por el que jamás fue publicado pero ya estaba terminado, así que aquí lo dejo.)
¿Ya leyeron el último capítulo de mi tragicomedia? No, no lo han leído, ¿saben por qué? Porque no lo escribí. De esa manera evito que vean la humillación que se me escurre por la cara desde aquel entonces. Daré tres pistas para que se formulen una idea de lo que sucedió: el asunto en cuestión implica grandes cantidades de mariscos, intoxicación y vómito sobre las paredes de mi habitación. Sí, ya pueden reírse todo lo que quieran…

Todavía tengo la osadía de llamar a mi vida una tragicomedia, como si esto fuera a tener un final feliz xD.

Pasando a cosas más placenteras pero igual de frustrantes creo que vale la pena mencionar que he intentado toda la semana escribir mi reseña de El retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde y he fracasado una y otra vez como sólo los mejores bloggers lo pueden hacer en sus peores días. Las palabras sencillamente no salen y a estas alturas estoy a punto de darme de golpes contra el escritorio para coronar mi mediocridad. Lo que más encuentro detestable de todo esto es que tengo muchísimas cosas por decir de esta novela y no puedo formular mis pensamientos para darles la estructura de un post; no sé si me entienden. Ahora mismo estoy leyendo El espejo enterrado de Carlos Fuentes, un ensayo que dicho sea de paso, me está gustando más que el de Da Jandra (el cual ya opiné fallidamente aquí).

Previamente mencioné que estuve tomando un antidepresivo para combatir el estrés laboral; pues bueno, resulta que después de la intoxicación marismeña y suspenderlo por un par de días ya no surtió efecto. Pfff, con lo bien que me hacía media pastilla al día. Jamás había tomado algo para calmar los nervios a pesar de que siempre me pregunté cómo se sentiría no vivir preocupada toda la vida. Fue genial mientras duró esa sensación de tranquilidad. Ahora lucho para levantarme un día y salir a caminar porque sencillamente lo encuentro sumamente molesto y frustrante. Prefiero quedarme en casa y ejercitarme en la bicicleta fija. Ya sé que no es lo mismo pero vamos, estoy tratando de sobrellevar una de las épocas más agobiantes del año de la mejor forma posible. Al final no sé si tendré que rendirle la cuenta a la báscula o qué, pero bueno, las vacaciones de primavera comienzan hoy y sé que estoy a punto de enfrentarme a dos semanas de trabajo agobiante.

Cuando The Mentalist llegó a su fin busqué en Netflix alguna serie de televisión que llenara ese vacío que Patrick Jane dejó en mi vida. Meses antes intenté tomarle el ritmo a Forever pero no pude evitar ver en el personaje principal una combinación bastante obvia entre Sherlock Holmes (Elementary), Richard Castle (Castle) y el mismo Jane, dejando totalmente de lado una trama peculiar pero que carecía de interés para mí. Fue una lástima, porque de verdad quería que el show acaparara mi atención, pero soy malísima siguiendo series que no me enganchan desde el primer momento. Es una estrategia pésima que me hace ignorar programas o películas que de verdad valen la pena. No hace mucho intenté ver Modern Family o Orange is the New Black y creo que no supere los primeros cinco episodios. De Misfits, House of Cards y Downton Abbey no he terminado ni siquiera el primero, ¡¿POR QUÉÉÉ?! Porque no me puedo concentrar en sus tramas, mi cabeza en este momento es una maraña de pensamientos que me sacan de quicios más de lo que me gustaría. Quizá sea la temporada del año, el horario errático de mi trabajo o el cambio de clima pero ¡joder! No tengo humor para nada xD. Tampoco para ir a la playa.

Al final me topé con un procedimental sencillo: White Collar. Es un show sumamente refrescante, con un protagonista brutalmente carismático y unos secundarios entrañables. No suele haber gente muerta en cada episodio porque los casos se basan en estafas o falsificaciones, no en asesinatos a sangre fría tipo CSI y compañía. Vamos, todo un soplo de aire fresco; justo lo que necesito en este momento de mi vida. He decidido no visualizar ninguna otra serie hasta que terminé esta (voy en la tercera temporada de seis) y así evito atiborrarme de más drama del necesario. La otra serie que estaré viendo semanalmente a partir del 4 de abril será OUTLANDER ¡Ains, qué ganas tengo que regrese! Con la ilusión que me hace. Hace unos días encargué el primer libro de la saga en El Péndulo y tendría que llegar la primera semana de abril. Tengo un poco de miedo porque jamás he comprado nada por la web de esta cafebrería, pero la mensajería me salió gratis y es por medio de FedEx —empresa que tiene buena reputación pero nunca han traído un paquete a mi casa—, y me da algo de yuyu no saber qué horas vendrán y quién estará aquí para recibir el paquete.

Viendo White Collar recordé un viejo libro de editorial Proceso que mi tío-abuelo Mario tenía junto a otro puñado más en un baúl inmenso que descansaba en la recamara de mi abuelo Nicolás. Llevaba por título Memorias de un falsificador, escritas por el icónico Enrico Sampietro. Fue gracias a esa obra que escuché hablar por primera vez del criminólogo Alfonso Quiroz Cuarón cuando apenas era una niña, y me cautivó la historia del criminal que se redime a sí mismo —sin que ese fuera su objetivo— por medio de un libro nacido de la idea que le dio el investigador que se encargó de refundirlo en la cárcel. Tiene algo de épico el asunto. He buscado por Internet el libro pero sin éxito, por suerte El Péndulo tiene una reedición del mismo pero llamado sencillamente El Falsificador. No lo he dudado ni tantito y también lo he pedido junto con Outlander y Todos los cuentos de Gabriel García Márquez, que después de El amor en los tiempos del cólera, he descubierto que no puedo vivir mucho tiempo sin leer a Gabo, así que ¡bienvenidos sean! :)

Y la noticia del millón: ¡REGRESA THE X-FILES! Me siento rarísima con la noticia. Series van, series vienen, y para mí Expedientes X sigue grabada con piedra en mi memoria. Pero aun con lo mucho que la amo jamás podría olvidar que las últimas temporadas fueron decepcionantes hasta las lágrimas. Así que este regreso de seis episodios no sé si nos darán un cierre definitivo para la mitología en la que el show se movía o jugarán con el espectador trayéndonos casos independientes y conspiraciones gubernamentales. En cualquier caso esto mata la idea de una tercera película y espero de corazón que la serie reciba el final que se merece. Todo lo demás está de sobra.

¡I WANT TO BELIEVE!

Notas adicionales (abril 2016):

  • Tuve que regresar El espejo encantado antes de terminar de leerlo, así que aún no podría opinar al respecto pero me estaba gustando mucho y no descarto la posibilidad de adquirirlo en un futuro.  
  • Como expliqué en un post pasado: White Collar lo tengo en pausa en la tercera temporada pero la serie me divertía bastante así que seguramente me ponga en ella en algún punto de este año.
  • Forever permanece cancelada por desgracia, a pesar del enorme esfuerzo que sus fans hicieron para evitar ese destino.
  • El servicio de El Péndulo es maravilloso (hablé muy brevemente sobre ello aquí).
  • Quizá algún día, cuando se me pase un poco la decepción que me cayó encima, de una opinión lo más objetiva posible sobre la minitemporada de The X Files. Por el momento me pareció 50/50.

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