1 ago 2016

Serie: Stranger Things (Opinión breve sin spoilers)

Título: Stranger Things
Año: 2016
Género: Sobrenatural, Suspense, Drama
Episodios: 8
Cadena: Netflix
País: Estados Unidos de América
Trailer || Online: Netflix
Advertencias del Post: Es una opinión general y breve así que no habrá spoilers añadidos salvo el que está marcado.

Sinopsis: Se supone que en el poblado de Hawkins (Indiana) nunca sucede nada malo. Pero la noche del 16 de noviembre de 1983, el pequeño Will Bayers de 12 años desaparece misteriosamente después de pasar un rato jugando con sus amigos. A la par, un comerciante es encontrado muerto en su local horas después en que unos testigos afirman haber visto a una misteriosa niña merodeando por el comercio. Al poco tiempo una chica también se va sin dejar rastro y la situación se torna un tanto sospechosa cuando una organización del gobierno parece involucrada en todo eso y no está dispuesta a soltar información alguna. El sheriff del condado, la madre del niño, un par de jóvenes y los tres mejores amigos de Will comenzarán una trepidante misión para intentar dar con las respuestas que les son negadas por la autoridad.

Opinión Personal: Netflix ha creado una serie maravillosa. Después de haber botado Orange Is The New Black al quinto episodio —porque soy lerda y no me picó— y de la tremenda decepción que me dejó la primera temporada de Marco Polo (donde un personaje principal nunca me supo tan secundario) esta es la tercera ocasión en la que le doy una oportunidad a una serie exclusiva de la compañía. ¡Y no podría ser más fans, ¿eh?! Resume todos los sueños de mi infancia. Partamos del hecho de ser una serie cortísima que, para ser sincera, es uno de sus principales atributos. Además de mantener una trama única y lineal, sin tanto barullo de por medio y caminos absurdos entrelazados. Porque hablando con una honestidad brutal yo aun no supero la bofetada en la cara que recibí en enero cuando Chris Carter me dio seis episodios de The X-Files donde la mitad sólo apelaban a la nostalgia de sus mejores tiempos y la otra mitad destilaba una mediocridad grosera, al grado de que medio año después aún no me apetezca hablar de ellos. Stranger Things toma lo mejor de programas como este para traernos un producto único en su brevedad e icónico como una catedral. No sólo recurre a las herramientas que series más veteranas como The Twilight Zone, Twin Peaks o la misma The X-Files dejaron a su paso. Nos remonta también a los maravillosos años 80’s, con sus referencias, música y tendencias. Nos sumerge de lleno a la mente apabullante de autores como Stephen King o el mismo Lovecraft. A monstruos y mundos que parecen nacidos de la mente de Guillermo del Toro o una pandilla de niños nerds que facilmente podrían ser los de Spielberg en aquel mítico E.T El extraterrestre o Los Goonies, o más recientemente los de Super 8 de J.J. Abrams, otro prodigio del género. En el mundo de la conspiración, aquellos que saben ya habrán atinado a pensar en el Proyecto MK Ultra o el Proyecto Stargate ambos de la CIA (este último se enfocaba en la visión remota) o la leyenda del experimento Filadelfia que tanto eco sigue escuchándose en el presente. A esta creación de los hermanos Duffer no le di ni siquiera la oportunidad de un trailer o leer alguna sinopsis. Muy raro en mi. Pero también pensé que un producto tan breve no requeriría develar tanto su trama. Además, vivo en un mundo paralelo donde nunca había escuchado hablar sobre su producción, así que verla recomendada en el blog de Dikana o por medio de mi hermana me cayó por sorpresa. Y como a ellas les gustó, supuse ingenuamente que a mi también me gustaría. Mi idea no estaba equivocada.

Lo que también me ha maravillado a sido ver a Winona Ryder metida aquí —tengo lustros sin verla ni en TV ni en el cine— personificando a la desesperada madre de Will, con un gramo de cordura y dos kilos de inestabilidad emocional. Y ha sido toda una delicia. Tenía que existir un grado marcado de equilibrio para tener cierta condescendencia hacia ella y no tildarla de loca a la primera oportunidad que se nos presentara, tal y como lo hacían los habitantes de Hawkins, y eso ha sabido calcarlo a la perfección. A su vez, Jonathan, su hijo mayor también se esfuerza en que ella no pierda la cabeza por la situación tan desesperada que los envuelve, a pesar de ver cómo el panorama se torna un tanto pesimista conforme los episodios pasan y los contactos con el niño empiezan a mermar. Quizá la relación con el comisario, tan informal como confiable, le dio también la fortaleza de no sentirse sola en ese mar de incertidumbres, aun a expensas de estar a punto de destrozarse los nervios y de paso su propia casa. El jefe Jim Hooper también es un personaje de peso aquí (aunque los niños por mucho se lleven el protagónico de todo el show). Esa actitud tan desenfadada, con una cara perpetua de aburrimiento que refleja la monotonía del condado; ese típico pueblecito americano, aislado y civilizado, donde todos se conocen, todos se respetan y la gente se muere de enfermedad y no de accidentes misteriosos. La ausencia de su hija también le golpea los nervios y la moral, y quizá eso fue lo que le dio esa personalidad tan huraña que se le refleja hasta en el caminar. (A saber qué se trae entre manos porque para el último episodio no me quedó muy en claro el acuerdo al que llegó y sólo por eso se le podría sacar muchísimo jugo al argumento.)
[Este parrafo es el único spoiler de la trama] También tuvieron sus momentos de fama Nancy y Jonathan. Aunque me ha dejado un pelín decepcionada que no terminaran juntos y ella continuara con el petardo de Steeve, que vale, sí; su actitud mejoró, y al final lo vemos muy persignado al lado de ella, pero también es verdad que cambió muy pronto. No estoy dudando de su veracidad, y de la noble voluntad de sus acciones, pero me debieron una explicación mejor a ese golpe de madurez que de repente le cae encima como si un ángel le viera asaeteado con las flechas de la generosidad. Y Jonathan aprendió más de valentía en esos últimos tres episodios que en toda su vida, de eso no hay duda. Está de más decir que ellos apuntaban a ser el triángulo amoroso del show pero, si acaso hay una segunda temporada, esto de un Steeve bueno, complica el asunto un poco más ¿no?. [Fin del spoiler]
Y como dije antes, los niños son los verdaderos protagonistas de esta obra. Se roban el show con una maestría envidiable y te mantienen pegados a la pantalla porque son precisamente ellos los encargados de teletransportarte a los icónicos 80’s y el sentimentalismo que te ahoga a través de la pantalla. Las referencias son exquisitas, y el hecho de que sean unos geeks de pura sepa, sólo le añade mil puntos más a sus personalidades. Niños raros, hostigados en sus escuela, amantes de la tecnología y la ciencia y con una imaginación y una nobleza envidiables. Mike podrá ser el anfitrión en sus veladas de Dungeons & Dragons, pero Lucas es la voz del escepticismo y Dustin el de la lógica. Quizá Will se inclinaba más por la bondad. Un puesto difícil de llenar una vez que él desaparece. Eleven entra para romper con el paradigma y la armonía grupal, y de paso para poner de cabeza la cordura de los tres chicos que quedan. Huyendo de las instalaciones donde experimentaban con ella desde que era muy pequeña es lógico entender que apenas tuvo tiempo de crear un vínculo fuertes con los chicos, que tuvo sus momentos bajos, pero que le sirvieron para entender la condición y la actitud humana de una manera que en los fríos cuartos de experimentación jamás le enseñaron.

Stranger Things juega muchísimo con la incógnita y el suspense, deja preguntas al aire difíciles de resolver sin más material para analizar, sin embargo es una serie circular. Con un principio marcado y un final congruente (aunque los cabos sueltos sigan ahí) y esa brevedad la hace irresistible. Aún no sé si me apetece ver una segunda temporada de una serie que ya es perfecta así, como nació, porque por experiencia propia sé que esa perfección tiende a desinflarse con el paso de las temporadas y la creación de nuevas tramas que se complican a la vez que dejan más preguntas que terminan sin explicación (otra pedrada para Carter, por supuesto). Le pasa hasta a los mejores creadores. Pero en la industria del entretenimiento dejar pasar tantos aplausos de la crítica y los televidentes y terminar el proyecto en una única temporada sería una pérdida monetaria importante y ellos no están para desperdiciar tantos dolares ¿verdad? Así que la serie se renovará, sin lugar a dudas. Mientras esto sucede, y el sabor dulce aún me queda en la boca, cruzaré los dedos para que Stranger Things se mantenga tan brillante y soberbia en esa pequeña burbuja que le rodea. En ese mundo ideal donde es capaz de restaurar un poquito la fe en la televisión de calidad, mientras le rinde un noble homenaje a los trabajos clásicos que le antecedieron.

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