Fanposter de la serie de Starz. |
A veces uno
tiene ganas de ceñirse sobre una serie de televisión que no pueda ser
encasquetada a la fuerza en un específico género. Outlander viene para romper
ese esquema en mi mente que estipula que todo puede ser englobado en una única
palabra. Claire Beauchamp, en cuyo personaje recae la historia central y la
existencia misma de este absurdo accidente del espacio-tiempo, se introduce con agilidad y elegancia —no más de la
que le permite el momento— a una escena bizarra que incluye a escoses
desaseados, un joven herido y una chimenea que consume trozos de madera
ardiente que crujen tanto como la hostilidad de la mitad de los hombres que le
rodean. Una mujer inglesa, pensarán; y quizás un tanto arrogante para variar. Sin
embargo, no es aquí donde ella nos es introducida. Sobre Claire recae la voz en off del programa en su primera
etapa; la misma que nos guía con cadencia desde el principio, evocando esa narrativa
críptica que Diana Gabaldon ya se había empeñado en escribir en papel hace más
de 20 años: “La gente desaparece todo el
tiempo…” sentencia la frase que lo inicia todo. Sassanach (01.01) entra de
lleno al enigma de lo indómito y abre un paréntesis que amenaza con no cerrarse
jamás; guardando la incógnita de los viajes en el tiempo para adueñarse de toda
explicación inverosímil que pueda surgir al respecto. Pero basta decir que,
apenas aparecen en la pantalla las Tierras Altas de Escocia con ese insondable
monólogo de la mujer desaparecida, ya empiezas a creerte cualquier idea de nigromantes,
duendes y desfases que te venga a meter en la cabeza cualquier juglar
tradicional. Tres estrellas en la frente se merece el bastardo de Ronald D.
Moore sólo por esto.
Paisajes
inhóspitos que nos recuerdan a las mejores obras de Tolkien o Stevenson, con
una fotografía que acojonan un poquito el alma y otro tanto las entrañas, no
sin olvidarnos de la música, protagonista misma que corre a cargo del buen Bear
McCreary. Y es que McCreary reinventa la icónica Skye Boat Song para regalarnos
el opening del año. Con una secuencia
de imágenes que se tragan el alma apenas acaparan los pixeles de la pantalla. Que
confunden, que nutren, que alientan la curiosidad del producto final, de la
incógnita pesquisable de no saber qué está pasando ni dónde. El baile de las
druidas mezclado con retazos del pasado tan pasado y del pasado del siglo XX hipnotiza
con grosería mientras las gaitas lloran con el eco de tambores y de sangre. Sublime
hasta rozar la perfección.
Estas cosas
generalmente no suceden. Amar a una serie suele tomar un puñado de episodios;
meterte de lleno en la trama quizá una temporada entera, pero de vez en cuando
te encuentras con estas joyitas personales y agradeces en silencio por eso. Volví
a rencontrarme con ese exótico amor a primera vista seriefila que sólo experimenté a los dos minutos de ver el primer
episodio de Sherlock (BBC) un par de años atrás.
Black Jack |
Por muy inglesa
que Claire sea está de más decir que, en el siglo XVIII, su lugar está muy en Escocia,
rodeada de su gente, sus bizarras costumbres y sus exóticas tradiciones; y este
contraste no se hace notorio hasta que la vemos interactuar con soldados de su
patria y el representante de un clan escocés. Si bien la protagonista y el
villano se retuercen en un mismo engranaje emparentado con su esposo es aquí
donde ella se siente más débil, eclipsada por la amargura de Randall a pesar de
que intenta no perder la compostura y mostrarse a la altura de las
circunstancias. Pero moviéndola de escenario Claire brilla con luz propia, ya
sin sentirse opacada por la oscuridad que destila el soldado inglés.
Sam Heughan & Caitriona Balfe. |
Es quizá esta
relación forjada a base de dolor, incógnita y simpatía mutua lo que se lleva
gran parte del reconocimiento en Outlander, consiguiendo con ello un interés
que, por experiencia sabemos, resulta ser una bomba de tiempo que al final nos
puede gustar o no. Y es que la primicia de esta primera parte de la temporada
recae en el matrimonio forzado que éstas dos personas deben realizar para evitar que Claire sea entregada a los ingleses
y por lo tanto a la tiranía de Randall. El suceso en cuestión no es que exprima
la imaginación, sino que da lugar a una situación que bien podría encasquetarse
en el género del fanfiction si la
tensión sexual no-resuelta se hubiera alargado temporadas enteras, tal y como suele
suceder entre los protagónicos de otras series. No, Outlander nos ofrece la
premisa de ver primero un matrimonio y paso a paso el enamoramiento, lo que da
como resultado una cantidad de escenas que van desde la diversión más inocua
hasta el más dolorosos de los castigos (espero con ansias los próximos
episodios para ver cómo llevarán a la pantalla un momento que en el libro
resultó polémico). Está de más estipular sobre lo desconocido, pero hasta la
fecha resulta fascinante cómo han mostrado la evolución de esta pareja en
particular y la de todos en general. Los primeros episodios se enfocaban tanto
en Claire y su adaptación al extraño entorno que le rodea que por momentos nos
olvidamos que Jamie también anda merodeando por el castillo. Sin embargo,
cuando se topan por casualidad o comparten una escena juntos eclipsan todo lo
demás, robando la atención de medio mundo. La particular escena de la
enfermería o la de la Iglesia Negra, ambas en The Way Out (01.03), nos ayudan a
entablar un vínculo hacia ellos que se crea a base de sonrisas y miradas desde
el primer episodio y que continúan cayendo en los posteriores: la huida
frustrada por los establos del castillo, el joven caballero durmiendo a las
puertas de la dama para evitar que un malintencionado irrumpa en la habitación,
o la breve conversación que mantienen al final de The Garrison Commander poco
después de que se ha establecido el convenio para casarlos y que confluye con naturalidad
a The Wedding (01.07) donde la intimidad sexual entre dos personas nunca se
había guiado por el suspense con tanta cotidianidad, respeto y dulzura en los
tres actos que componen uno de los momentos cumbres del libro, ayudando con
ello a envolvernos en una agónica incertidumbre que nos acompaña en el
sobrecogedor final de mitad de temporada, siendo Both Sides Now (01.08) el
encargado de dejarnos un sabor amargo en la boca por los próximos seis meses
(¡vaya parón, eh!).
Hablemos de los secundarios, que ignorarlos sería una grosería: Colum MacKenzie (Gary Lewis), líder de su clan y tío materno de Jamie, prodiga una presencia neutral al entorno que Claire encuentra desde que arriba al castillo de Leoch, no sin olvidarnos de su aspecto cansado por culpa de su malgastado cuerpo castigado por la picnodisostosis que le ha encorvado las piernas de manera grotesca, sumiéndolo en episodios de dolor que se traga a base de orgullo y silencios. Pero Colum no necesita de palabras cuando se trata de expresar un sentimiento; somos testigos de esto en la magnífica escena que comparte con Jamie cuando este va a presentar sus votos en nombre de su clan en The Gathering (01.04) donde su rostro fue un abanico emocional tan fuerte y contundente que la tensión se podía masticar. Está demás decir que en este programa las miradas hablan toneladas. Para cuando ese mismo episodio llega a su punto cumbre tenemos a un hombre agonizando a los pies de Claire y en los brazos de Dougal MacKenzie (Graham McTavish), hermano menor de Colum, que envuelve la escena con una atmósfera angustiante que nos acompaña hasta el último respiro del herido. Dougal es otro personaje cuya ambigüedad no me permite crearme una imagen sobre su posición o condición. Parece ser que cuando está ebrio la moralidad se le retuerce tanto que se convierte en otro. Han existido dos específicas ocasiones que me causa tanta repulsión como persona y ambas incluyen a una Claire que se queda tan anonadada como nosotros. Por otro lado, Murtagh Fraser (Duncan Lacroix), padrino de Jamie, deja al lado el aspecto andrajoso atiburrado de tierra lodosa para presentarse como un hombre de pocas palabras pero mucho sentimiento. Un tipo que se hace el duro, pero ablandado por los nobles ideales que le mueven y el cariño que le tiene a su ahijado. Rupert (Grant O'Rourke) y Anghus (Stephen Walters) forman el dúo gracioso de las tierras altas y aunque en un principio Claire los traía odiados hasta la coronilla es de admirarse lo bien que se han acoplado con el paso del tiempo. La profesión de Geillis Duncan (Lotte Verbeek), que va entre la herbolaría y la brujería, la dota de una incertidumbre que no podría definir como malicia pero consigue el efecto suficiente para entender que sabe más cosas de las que nosotros conocemos y eso incomoda un poco. Pregúntenle a Claire. Personajes como la señora Fitz, Willie, Alec, Ned etc. también han su momento para aparecer y jugar su papel con bastante dignidad.
OTROS DETALLES:
—Un trabajo impecable el que realiza Tobias Menzies con ambos papeles. Frank tiene carácter, pero Black Jack se lleva las palmas a tal grado que con sólo verlo me resulta aberrante.
—He estado leyendo el primer libro de la saga Forastera de Diana Gabaldon en PDF porque al parecer jamás han sido comercializados en México (¡vaya truño, oye!) y mira que me está gustando mucho. Es bastante curiosa la facilidad con la que te introduce a la historia con tanta naturalidad y elegancia explicándote todo conforme la trama avanza. Influye mucho el punto de vista de Claire, pero también resulta agradable ver cómo Escocia se convierte en una protagonista más sin darte cuenta de en qué momento el paisaje te llegó a importar tanto. Vale, aun no termino el libro y realmente no sé si quiero terminarlo. He visto primero los ocho episodios de la serie y después he leído hasta donde se han quedado en el episodio 8 y he disfrutado a rabiar la adaptación tan extraordinaria que han hecho al contrastarla con el mundo de Gabaldon. Por el momento he detenido la lectura porque me niego a sufrir en el mundo de las comparaciones sobre qué producto es mejor o cuál escena me hubiera gustado ver en TV.
—El fantasma de Jamie en el primer episodio me conmovió al instante y sentí cómo se me quebraba el corazón al verlo. Yo no sabía que muchos ignoraban que el joven escocés que Frank ve en la calle mirando hacia la ventana del hotel era Jamie. Sinceramente pensé que todos lo sabían porque una de las primeras imágenes promocionales que vi fue esta y bueno, lleva exactamente la misma ropa que el fantasma así que… XD. De cualquier forma me intriga saber por qué está ahí ¿Está viendo a Claire? ¿Por qué? ¿Si no muere a los 24 años entonces por qué esa es la edad que tienen en ese momento? ¿De verdad Gabaldon no se dignará a darnos esta explicación hasta que concluya toda la saga?
—Sí, me parece correcto lo mucho que han incluido a Frank en la serie de TV y también el punto y aparte que están poniendo sutilmente entre el punto de vista de Claire y el resto del mundo. Ya lo vimos durante el episodio de la boda, donde Jamie le relata a ella las tres condiciones que puso para que el evento se llevara a cabo. En Both Sides Now (01.08) fue justo mostrar cómo fue la vida de Frank días después de la desaparición de su esposa, porque sí, quizá el tipo pecaba un poquito de egoísta pero no es malo y tampoco se merecía tanta incertidumbre.
—Una mención especial a Hugh Munro (Simon Meacock) un personaje que con cinco minutos en pantalla y sin decir un solo dialogo logró ganarse la simpatía de todo el fandom. Posee una de las miradas más trasparentes y expresivas que he visto alguna vez. Sencillamente estremecedor. Mis respetos. Fabuloso... Podría escribir una saga sobre él. ^_^
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