19 oct 2013

Día 02 — Película favorita

Mi película favorita es «La tumba de las luciérnagas» de Studio Ghibli, que a su vez está basada en la novela semiautobiográfica de Akiyuki Nosaka del mismo nombre.

Podría escoger una película más optimista, lo sé, pero jamás he visto un largometraje tan poderoso como este. Sólo la he visto una vez, no es necesario verla más. Una sola vez es suficiente para captar el mensaje antibelicista que quiere darnos y funciona (¡vaya que funciona!).

La historia relata la vida de dos hermanos huérfanos en el Japón de la Segunda Guerra Mundial y sus hazañas y dificultades para sobrevivir en un país que, en ese momento, carecía de todo. El final no es feliz, pero ni siquiera lo es el comienzo; desde el primer minuto ya sabes a qué te enfrentarás cuando la película esté llegando a su final así que llevarás un nudo en la garganta a lo largo de todo el film.

El título de la película va entre la alegoría y la metáfora. En un momento dado los niños se refugian en una zona que por las noches se ve plagado de luciérnagas que brillan espectacularmente; sin embargo, al día siguiente, esas mismas luciérnagas aparecen muertas. La pequeña Setsuko —y esto no recuerdo si ocurre en la versión animada o sólo en el liveaction del 2005— comienza a cavar un pozo en la tierra para sepultarlas. Seita se acerca a ella para ver qué está haciendo: «火垂るの墓» ‘Hotaru no haka’ le dice a su hermano, la tumba de las luciérnagas. “¿Por qué las luciérnagas se mueren después de brillar tanto durante tan poco tiempo?” Las luciérnagas son ellos (y quizá todos los niños víctimas de las guerras del mundo) y la tumba donde descansan la cavó nuestra indiferencia.

Última parte de la película live action. Más optimista que la película animada. 

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