La segunda temporada se estrena este lunes. |
Cuando supe que
harían una adaptación libre del relato de Washington Irving fui la primera que
me apunté a verlo (lo mencioné brevemente por aquí, antes de que se estrenara
la serie). Pero seré sincera al decir que no estaba preparada en lo absoluto
para lo que me ofrecieron: un placer culposo que hasta el día de hoy no atino a
saber exactamente por qué me llamó tanto la atención. Y es que la serie Sleepy
Hallow no es una adaptación a secas de un cuento, es una serie variopinta que
no giran únicamente al compas de la obra de Irving sino que va más allá y se
empapa a su vez de pasajes bíblicos, historia americana, profecías de todo tipo,
magia y fantasía desembocando en una especie de encrucijada difícil de asimilar,
pero no de entender. Es fácil meterse en la trama porque al principio es
sencilla, aunque se complica allá por la mitad y al finalizar la temporada tienes
que hacer un breve visionado por aquí y por allá para que la cosa no quede
demasiado confusa en la cabeza.
Lo curioso aquí
es que Sleepy Hollow tenía todos los elementos para no brillar, y sin embargo
lo hizo. La trama post apocalíptica de seres demoniacos y folclóricos se mezcla
con temas bíblicos. Es una mescolanza rara que raya en el crossover más
bizarro. Tenemos al reconocido Jinete Sin Cabeza pero no es cualquier alma en
pena vagando por las calles tratando de recuperar su cráneo, es uno de los
Cuatro Jinetes del Apocalipsis, más específicamente La Muerte, con su caballo
blanco de ojos rojos.
Para quien
llegue aquí y no sepa nada de la serie vale la pena explicar que Sleepy Hollow comienza
con la muerte de Ichabod Crane durante una misión encomendada por el mismísimo
George Washington, padre de la patria estadounidense y pilar incuestionable de
la masonería americana que cobrará mayor relevancia conforme la trama avanza. Antes
de morir, Crane decapita a un misterioso soldado que lo hiere de muerte en el
pecho pereciendo ambos en el campo de
batalla y uniendo su sangre por accidente, lo que a su vez los vinculó de por
vida. Cuando Ichabod despierta de su
muerte se da cuenta de que ciertas cosas han cambiado y tarda un poquito de
tiempo para darse cuenta que está 200 años en el futuro, donde conoce a Abbie
Mills una policía local que, junto con él, se revelaran como testigos de una
catastrófica profecía del Apocalipsis mismo. ¿Ven a lo que me refiero? Sleepy
Hollow huele a todo y a nada en particular.
La primera
temporada concluyó hace más seis meses, pero yo vi la season finale hace apenas dos horas xD Y lo cierto es que mirando
todo de manera general me ha quedando un sabor amargo en la boca que tampoco
veía venir. Será algo difícil de explicar pero lo intentaré: El primer arco de
la serie fue fabuloso; al ser un show con una breve temporada ayudó a no
alargar la trama como si fuera un chicle voluminoso y por lo tanto no metieron
un relleno más del necesario. Historia justa y dramas entendibles. Pero desde
mi punto de vista la trama de la serie decayó estrepitosamente después de la
mitad de temporada, alcanzando su punto más bajo en The Golem (Ep. 10) —donde
los efectos especiales y la dirección estaban para llorar—, y repuntó un
poquitín en sus tres últimos episodios, que se sintieron acelerados a pesar de
todo el tiempo disponible para frenar un poco ante tanta información.
Los personajes principales
atraen bastante, eso sí. La teniente Abbie Mills se lleva un papelazo difícil
de debatir. Fuerte y franca sin llegar a ser tosca. Bastante flexible y
simpática, que se ríe a la primera cuando está en confianza y que posee toda la
fortaleza del mundo a pesar de la infancia tan difícil que tuvo. Me hubiera
gustado ver más su interacción con el sheriff Corbin, que fungió como su figura
paterna, mentor y colega. También habría sido maravilloso explorar más su
relación con su hermana Jenny, con quien mantenía una relación más complicada a
raíz del misterioso encuentro que tuvieron en el bosque cuando eran niñas. Espero
ver más de eso en la segunda temporada; es lo mínimo que Abbie se merece. Ichabod
Crane también tiene lo suyo. No hay algo más divertido en el mundo que verlo
pasarla verdaderamente mal en pleno siglo XXI, criticando cuanto aparato
tecnológico, idea política, crisis financiera y museo se le ponga enfrente. Y
no se le puede reprochar tampoco el acento inglés que le sale del alma. De
Crane si sabemos bastante de su vida, dado que la primera temporada se ha
desvivido contándonos de dónde viene y cómo llegó vivo a la actualidad sin
olvidar claro al amor de su vida: Katrina Crane con quien tuvo un hijo llamado
Jeremy, a quien no llegó a conocer.
Para mí, la cosa
se puso bastante interesante en el episodio seis y ya empezó a decaer en el
ocho. Necromancer nos llegó justo después de dos extraordinarios episodios: The
Sin Eater y The Midnight Ride y obviamente el hype estaba a tope, sobre todo
porque en este particular momento de la serie se nos revelaría la identidad del
Jinete y algunos, por alguna razón que aún no logro comprender, esperaban que
esto fuera la revelación del año, a pesar de que en el relato ya se intuye
quién es. Quizá por eso entiendo un poco su decepción. Vale, incluso yo me
decepcioné tantito.
Vayamos directo
al grano, en Necromancer se nos dice que este miembro de los Shadow Warriors al
que Ichabod decapitó antes de morir —y cuya sangre su fusionó con la de él
dejándolos ligados incluso después de renacer— es Abraham Van Brunt, el mejor
amigo de Crane, quien tenía una posición acomodada y era el prometido formal de
Katrina Van Tassel. El tipo no busca tanto su cabeza sino venganza, pues murió
asesinado por los Hessian cuando se enfrentaba a Crane en un duelo con espadas
al saber que Katrina no aceptó casarse con él porque prefería a Ichabod.
Al parecer en
este específico episodio la trama principal es el problema. A mí me gustó, así
a secas, pero hay quienes aún escupen víboras por la boca pues se les hace una
revelación demasiado simple y absurda. Mirando todo de manera general puedo
entenderlos, porque en el fondo, es verdad. La línea argumental es,
efectivamente, simple: Crane hace confesar al Jinete sólo para enterarse que no
es únicamente la Muerte sino su mejor amigo, que quiere matarlo para vengar lo
de Katrina. Una especie de duelo por el amor de una mujer pero 200 años en el
futuro. Abraham vendió su alma a Moloch sólo con ese motivo. Y ese motivo no
tiene profundidad ni nada.
Es una especie
de triángulo amoroso pero mal contado desde el principio: Abraham es un
desabrido y Katrina también; es más, hacen buena pareja juntos. Por otro lado, Ichabod
tiene carisma y personalidad, por lo que resulta ser el único que no cuadra en
ese específico triangulo. No hablaré mucho de Abraham porque aparece
escasamente pero sólo diré que sus delirios de grandeza y arrogancia son
demasiados y decide cargarse la independencia de un país por pelear por una
mujer que no lo quería. Esas son idioteces de verdad, hijo.
Ahora hablemos
de Katrina Van Tassel. El problema que tengo con Katrina es que es un personaje
plano, plano en su totalidad. Tan plano que no lo podrías diferenciar de una
pared. Cuando la serie comenzó pensé que el problema con ella era sólo mío. Rara
vez me han calado los personajes de época tanto como me gustaría. Así que
cuando vi por primera vez a Katrina con Ichabod sentí que no funcionaban como
pareja en lo más mínimo y culpé a mi absurdo estigma antes mencionado. Pero los
episodios han pasado, la hemos visto varias veces, sola o con Crane, y ya veo
que no soy la única que piensa que su personaje está mal hecho desde la misma
base.
¿Saben? El problema
no es Katia Winter (la actriz que la interpreta), ella se vale de todo lo que
han dado para personificar a alguien cuyo trasfondo apenas se conoce. Y el
problema es ese, lo desconocida y distante que nos resulta del resto. Fue
creada para convertirla en una especie de piedra angular de la trama principal
pero queda sepultada sobre toneladas de personajes que brillan mucho más.
Podrían justificar diciendo que Sleepy Hollow es una serie de temporadas cortas
por lo que su personaje es el sacrifica para desconocerlo por completo y que
nos vayan dando pequeñas dosis de información entre episodio y episodio, pero algunos
se están cansando de ese juego. Y los entiendo.
Tenemos a esta
pareja conformada por ella y por Ichabod Crane que no me inspira nada en lo
absoluto, o por lo menos no amor. Respeto y cariño sí, pero amor no. Que sí,
que en aquella época todo era muy formal y a la inglesa y amor a la antigua y
etcétera, pero es que estos dos seres aparecen en escena y no sientes nada; no
ves el amor escurriéndose por los pixeles de la pantalla, ni sientes ese
hormigueo cuando vez a dos personas que se quieren interactuando. Se ve tan
teatral que resulta absurdo. Y allí es donde falla su personaje. No tiene
matices, ni pasado, está como en un limbo de perpetuo estancamiento, sin
profundidad ni nada que logre crear en el espectador un vínculo de afecto. Como
la conocemos poco, no nos atrae. Miren a Andy Brooks, el tipo comenzó siendo
bastante dimensional para adquirir un protagonismo que no se esperaba para nada.
Ese es mi
problema con Katrina. No la odio porque ni siquiera tengo motivos para hacerlo,
es sólo que, de todos los personajes que hay en la serie, ella es la que, para
mí, logra destacar menos porque todos los demás la eclipsan con diferencia. Al
eclipsarla no existe fuerza suficiente para saber por qué razón Abraham e
Ichabod la quieren tanto. Y luego tenemos el tema de la confianza, ¿cuántos
secretos le habrá ocultado Katrina a Crane además, claro, de ser una bruja? Él
parece desconocerla y ahí es donde los espectadores contrarrestan la relación
de él con ella y la comparan con Abbie. Crane parece conocer y entender más a
Abbie que a su propia esposa. Parece leerle el pensamiento, entender sus
palabras antes de decirlas, porque Abbie es transparente para Crane, es como
ver una pizarra llena de información. Encuentra en ella el entendimiento que
posiblemente jamás pudo encontrar en Katrina.
En contraste, la
unidad que formaron Crane y Abbie se solventó desde el principio y quedó
totalmente establecida a lo largo del sexto episodio, regalándonos el momento
más conmovedor que hemos visto hasta la fecha, cuando él ingiere el líquido que
lo inmolaría para evitar que asunto con aquellas fuerzas oscuras que combaten
se pusiera más desastroso de lo que ya estaba. Ese arco final de The Sin Eater
no tendría tanto peso si el vínculo creado por ellos no se hubiera fortalecido
desde el principio. Es una escena conmovedora, repleta de desesperanza y
desolación por parte de Abbie, al grado de negarse a abandonar la habitación y dejar
a Crane sólo durante el proceso. Es por mucho el momento más potente que
experimenté durante toda la primera temporada y sin duda fue montado de manera
tierna, triste y soberbia.
Los personajes secundarios
también tienen la oportunidad de brillar, el capitán Frank Irving se lleva las
palmas en muchos aspectos, pero cuando
la badass de Jenny Mills llegó para
ponerse de su lado ambos ganaron diez puntos en simpatía y otros diez en
trabajo en equipo. No por nada me gustaría verlos en un spin-off matando a cuanto demonio se les ponga enfrente a lo largo
y ancho de Sleepy Hollow. xD El entrañable Andy Books también jugó un papel
importante en esta primera temporada, el pobre la está pasando mal desde…
bueno, desde el principio pero no espero que en su segunda temporada mejore su
suerte 8D. Al que me gustaría ver más es a Luke Morales, quien me dejó con
bastante intriga respecto a su postura desde la última vez que apareció y si
aparece de nuevo sé que será para complicar las cosas, lo cual me parece
fenomenal. Henry Parrish sí que será bastante recurrente, creo yo. Después del
shock me dejó en el último episodio ya no puedo verlo con el viejito amable que
me conmovía, a pesar de que dudé de él desde el principio.
En fin, la
segunda temporada se estrena el próximo lunes y tengo las expectativas muy
elevadas aunque no debería, así evito decepcionarme más de la cuenta. Lo cierto
es que de corazón espero que el asunto mejore, sobre todo la calidad de los episodios
que fueron bastante respetables en el primer arco y después parecían cualquier cosa,
lo que le restaba credibilidad a ciertas
escenas por lo plastificadas y falsas que se veían. Ahora que Katrina ha pasado de
este lado del charco me pregunto si se quedará en este mundo o tendrá que
regresar a la miseria de purgatorio en la que ha vivido encerrada tanto tiempo.
No sé; por una parte me gustaría que se quedara, así tendríamos tiempo de verla
actuar en un terreno no sólo desconocido, sino más peligroso que en aquel que
vivió. Probablemente incluso seamos capaces de simpatizar más con ella aquí,
que como lo hicimos allá. Por todo lo demás, espero más momentos aterradores, intrépidos,
absurdos y divertidos. ¡No me decepciones, Sleepy Hollow! :D
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