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Cosmos 2014. |
No
hay ni una sola frase en los tres minutos y medio que dura el video. Ni un solo
dialogo, ni un solo intercambio de ideas, sino únicamente una palabra: COSMOS,
y un título: A Space-Time Odyssey. Si nos vamos a la fría y metódica definición
de un diccionario nos encontraremos con respuestas escuetas e incluso
aburridas.
cosmos.
Existe
otra forma más poética de definirlo: “El cosmos es todo lo que es, lo que fue o
lo que será alguna vez. Nuestras más ligeras contemplaciones del cosmos nos
hacen estremecer”. Pero para mí es algo más íntimo. Para mí, Cosmos es esa
serie documental con la que me topé más de una vez en la televisión cuando era
apenas una niña, y que redescubrí una década después gracias a Internet. Cosmos
son esas imágenes producidas por rayos catódicos que mi hermana y yo veíamos en
aquel entonces con una hipnosis sin igual.
Cosmos
es la voz suave de Carl Sagan contando la historia de nuestras vidas. Cosmos
son los pasillos de la Biblioteca de Alejandría destruidos por el fuego. Son
los libros y papiros que alguna vez albergaron sus estanterías. El conocimiento
humano trasmutado en nada. Es la icónica Ecuación de Drake que nos encoje las
entrañas al acércanos al vacío de nuestra propia existencia. Cosmos es el grito
silencioso que resuena en el espacio. Es la eterna pregunta de si estamos solos en el
universo. Es Galileo Galilei mirando al infinito e Isaac Newton viendo caer una
manzana. Es la Torre Inclinada de Pisa y la Muralla China. Es el cinturón de
asteroides y los confines del sistema solar. Es Alfa Centauri y la constelación
de Orión. Es Giordano Bruno ardiendo en una hoguera italiana en el campo de las
flores. Es la ciencia y son todas las religiones. Es el descubrimiento del
fuego y las pinturas rupestre de los primeros hombres. Son los arrecifes de
coral y los cangrejos samuráis. Las ideas de Kepler y la visión de Hubble.
Cosmos
son los cielos rojos de Tunguska y sus árboles reducidos a cenizas, la energía
nuclear y los errores de Chernóbil. El Vesubio y el Krakatoa en erupción.
Cosmos es Ptolomeo y su teoría geocéntrica. Es la Teoría de la Relatividad de
Einstein y el Principio de Incertidumbre de Heisenberg. Es la prodigiosa mente
de Da Vinci y su capacidad de imaginar lo imposible, es la narración radiofónica
de La Guerra de los Mundos. Es la Teoría del Big Bang y el Efecto Doppler. El
calendario cósmico. Es la siempre extraña hipótesis de que existen multiversos.
Cosmos
son los agujeros negros y los agujeros de gusanos. Son las supernovas y los
púlsares. Cosmos son los discos de oro del Voyager 1 y 2; esos mensajes lanzados
a los límites del espacio que llevan consigo la esperanza más pura del ser
humano. Es un ejemplo de humildad, un reconocimiento a nuestra pequeñez y a la
inmensidad a la que pertenecemos. ¿Hay alguien ahí? Cosmos es el silencio que recibimos
como respuesta. Ese ese punto azul pálido que llamamos Tierra.
Para
mí, Cosmos es eso y mucho más; por esa razón me resultó indescriptiblemente
emocionante ver los avances del remake que se estrenará a mediados del próximo
año. Quiero volver a vivir la serie, quiero volver a emocionarme con las imágenes
y ser la invitada de honor en la nave de la imaginación. Quiero convertirlo en
un viaje personal hasta los confines del universo. Quiero sumergirme en la
emoción de otras realidades y otros descubrimientos. Quiero que Cosmos sea
también el bosón de Higgs y el gran colisionador de hadrones. El Spirit y el Opportunity.
El Phenix y el astromóvil Curiosity vagando por los suelos de Marte. Quiero que
Cosmos sea la sonda espacial Deep Impact posada en el interior de un cometa y
las tormentas solares de las últimas décadas. La ingeniería genética, los avances
en el área de clonación y la nanotecnología. Las epidemias y Fukoshima. Cosmos es la nueva biblioteca de Alejandría, resurgida de las cenizas hace un par de años. ¡Hay
tanto por contar!
Carl
Sagan logró lo que ningún otro divulgador había conseguido. Consiguió que las
masas se enamoraran de la ciencia. Jóvenes de aquel entonces (e incluso niños)
miraron Cosmos y encontraron suficiente interés para poder detenerse un
momento, observar detenidamente a su alrededor, cuestionarlo todo y tratar de
dar una respuesta a sus preguntas. Ellos son los científicos de hoy, esos que miran
a través de un potente telescopio o de un diminuto microscopio y se preguntan a
diario cómo funciona el mundo. Vivimos tiempos difíciles, tiempos en los que se
cuestiona todo, incluso la ética de la ciencia y, una vez más, la falta de
empatía hacia ella; me gustaría que Neil deGreasse Tyson lograra con su carisma
lo que Carls Sagan consiguió tres décadas atrás con su convicción: ver en
nuestra pequeñez la responsabilidad de hacer algo mejor por nosotros mismos y
por los que nos rodean.
Cosmos
es ese diente de león que se escapa de las manos de Carl Sagan, 30 años atrás, y
viaja por el tiempo y el espacio hasta el siglo XXI, mientras sobrevuela por el
cielo que Neil deGrasse Tyson observa con emoción.
Cosmos es todo lo que falta por contar y todo lo que esperamos descubrir.
Cosmos es todo lo que falta por contar y todo lo que esperamos descubrir.
Yo la tengo en DVD :), la pasaban en canal 5 acá en el df, por supuesto que si la remasterizan y la lanzan en Blu-ray la compraré sin chistar, gracias por compartir, no tenía ni idea ni he visto el avance, lo haré en cuanto deje mi comentario
ResponderEliminar"somos una mota de polvo suspendida en un rayo de luz" y "somos polvo de estrellas" qué grandes frases
híjole, es que qué más se puede decir de este gran hombre, "el mundo y sus demonios" es mi biblia
saludos