Ay, el olor de libros nuevos. |
La dentista me
ha dicho que deje de montar mis dramas monumentales porque así, a bote pronto,
no se me ven caries y concluye que lo más probable sea que 1) las mulas del
juicio me estén modificando la dentadura (lo que no es bueno, por supuesto que
no) y que de ahí provenga el dolor que siento en las encías inferiores y/o 2) que
tenga caries pero estén por debajo del esmalte del diente (la capa que está ahí
para protegerlos) o 3) mi esmalte dental está deteriorado. Así que volveré a ir
el lunes para continuar con la segunda fase de la limpieza dental y después ya veremos.
Sinceramente no me molestaría en lo absoluto que me quitaran las muelas. Quince
días con este dolorcito tonto en las encías que a veces se extiende a los ojos
y la cabeza pues ya está empezando a joderme los ánimos de tratar bien a la
gente y creo que mi vida no puede funcionar de esa manera. Ando en plan grummpy person y miren no, no me gusta,
así que me he pedido unos días de descanso en el trabajo porque además vale
señalar que ha sido la PEOR SEMANA EVER en lo que va del año; que sí, lo sé,
podría ser mucho peor, que para quejas monumentales estoy yo xD. Pero, exceptuando
el nacimiento de mi primita Miranda, todo lo demás se va directo a la basura del
divino olvido, ¿ok? Soy una sufrida exagerada, lo sé. Entre el hecho de que mi
madre estuviera internada por una fuerte gastroenteritis un par de días, el
calor que se sintió grotesco la segunda quincena de junio y no dejar de sudar
ni un minuto durante más de medio día, más la actitud prepotente de ciertos
clientes pues mira, apaga y vámonos ¿eh? Estaba a punto de tener un colapso
mental muy fuerte.
Pasando a cosas
más bonitas y viendo la imagen que acompaña este post: ¡Han llegado los libros
que pedí! OMS!!! *____* Y ya terminé uno de ellos. El único lugar de
esta ciudad de 60,000 habitantes que vende libros, es el centro comercial más
grande que tenemos, y la variedad no es muy respetable que digamos. No puedo
quejarme tampoco, he visitado otras sucursales de esta misma tienda en varias
ciudades distintas y su sección de libros es deprimente por no decir que en
algunas ocasiones inexistentes. Pero, a pesar de sus dos grandes hileras
repletas de libros, es muy raro encontrar best
sellers o incluso clásicos. Abundan libros del Dr. Abel Cruz y otras tantas
novelas bonitas vendidas a precios absurdos, como estas. Muchas de ellas
adornan mi librero personal, pero hay otras que me gustaría tener y es lógico
pensar que nunca llegaran aquí. Esa clase de libros que tanto quiero y aquí no
llegan son los que suelo comprar por Internet.
Aunque hay
diversos lugares donde venden libros al mismo precio que cualquier centro
comercial o librería promedio, existen dos webs a las que recurro siempre: Sanborns
y Gandhi, pero más a la primera que a la segunda por su facilidad de pagos. Sanborns
cuenta con extraordinario surtido de libros. Visitar su tienda física es una
joyita, pero andar por su web implica perder el tiempo durante varios minutos,
lo que francamente no me molesta en lo absoluto. La peculiaridad de Sanborns
reside en ofrecer envío gratuito los miércoles y jueves por medio de la compañía
DHL y cuyo paquete llega a las puertas de tu casa a los días de haber realizado
el pago. Nunca me han fallado, ni siquiera en las semanas más fuertes de
navidad lo cual se agradece profundamente porque mi ciudad queda en una zona que
no es visitada a diario por los servicio de mensajería, sino una o dos veces
por semana. Pero Sanborns no es una librería, así que, aunque cuenta con una
inmensa variedad de libros no siempre tienen todos los que quiero, ahí es donde
entra Gandhi, al lugar al que recurro cuando mi primera opción falla. El
problema que tengo con esta librería es que, pagar por el pedido, implica
ciertas opciones restrictivas, por ejemplo, no se permite el depósito bancario
y para comprar con tarjeta sólo se aceptan de crédito, no de débito. Hay una
opción de pago muy fácil llamada Paynet, la cual consiste en imprimir el código
de barras del pedido y acudir a sucursales de ciertas tiendas para realizar el
pago, por desgracia ninguna de esas tiendas está en Camarolandia City, cuna del
progreso en el sur de Sinaloa (NO). Y además, tengo que pagar por el envío
cuando éste es menor de $500, lo cual implica desembolsar otros $150 más por la
ubicación perdida y recóndita de Escuinapa, y porque Estafeta así maneja su
tabla de precios. Las pocas ocasiones en las que he comprado en su web
aprovecho para adquirir varias obras o esperar a que el envío sea gratuito, lo
que ocurre cada cierto tiempo y casi siempre cerca de una festividad (día de
las madres, día del padre, del niño, primavera, verano, Navidad, etc).
Comprar estos
dos libros en cuestión fue un dolor de cabeza bonito que disfruté y sufrí como
pocas cosas, sobre todo porque cinco minutos antes no tenía pensado comprar
nada y luego tenía menos de un día para decidir qué adquirir y poder mandar el dinero
hasta Culiacán para que Sarai me hiciera el favor de ir a una tienda permitida
por Paynet para que el pago fuera depositado. Sí, todo un proceso insufrible y
empalagoso como mencioné antes, pero Sanborns no tenía el libro que yo deseada
y Gandhi acababa de reponerlo en sus estanterías después de haberlo agotado
cuatro veces desde que yo lo quise por primera vez.
Los viajes de
Tuf de George R. R. Martin era un libro que quería desde hace ya bastante
tiempo e incluso lo mencioné en este post para no andar con rodeos, así que era
fijo que compraría ese pero tambaleé y dudé mucho con el segundo. Fue un drama.
Mi primera opción fue comprar alguno de Isaac Asimov pero uno de ellos estaba
agotado y el otro se escapaba de mi presupuesto. Luego rebusqué alguna novela
de Brandon Sanderson, autor de ciencia ficción que me han recomendado muchísimo,
pero el primer libro de la trilogía Nacidos de la Bruma sólo estaba en ebook y
no, paso todavía de eso. Anduve de aquí para ya, entre libros y libros, y dejé
pasar algunos por su exorbitante precio y otros tantos porque sus primeras
páginas no me convencieron. Después me topé con la lista de los libros más
vendidos entre los que me llamaron la atención dos: Bajo la misma estrella de John
Green y La ladrona de libros de Markus Zusak. Lo interesante de estas obras,
junto con Las ventajas de ser invisible de Stephen Chbosky, es que fueron
recomendadas al mismo tiempo por varios bloggers literarios en inglés y en español
desde hace ya un buen rato. Estoy hablando de dos o tres años atrás; sí, antes
de que las tres se convirtieran en películas. Ésta misma triada de libros fue
la que busqué en Jalisco cuando fui al concierto de The Killers, pero al final en
Gonvill sólo tenían disponible el libro de Chbosky que mi tío me regaló junto
con Tormenta de Espadas, del cual ya he hablado por acá.
La decepción absurda que tuve con Las ventajas de ser invisible (un problema mío, no un
problema de la novela) fue lo que me impidió comprar las otras dos
recomendaciones porque temí que tampoco serían de mi estilo. Bueno, ni siquiera
sé cuál es mi estilo xD. Ya lo mencioné anteriormente: las novelas juveniles o románticas
no van conmigo. Aun no me pasan. Es esto mismo lo que me impide comprarme las
obras completas de Jane Austen o leer alguna novela rosa y empalagosa de Danielle
Steele; porque más o menos siento que vomitaré purpurina allá por la página
quince. Es ridículo, lo sé; y tarde o temprano tendré que dejarme de tanta
estupidez y ponerme con ello. Por lo tanto puedo concluir que, más adelante, Bajo la
misma estrella caerá en mis manos y entonces hablaré y podré otorgarle la
opinión justa que se merece de mi parte, aunque sea por mero respeto, porque si he opinado del libro más aburrido que he leído ever definitivamente debo tener palabras para esta novela, y de
paso para su película. Tal y como antes lo hice con Las ventajas… y muy pronto
lo haré con La ladrona de libros (libro leído, pero película por visualizar) y
así me libraré plenamente de estos tres eternos trabajos recomendados que tanto me persiguen, ¿vale? Además no me apetece postérgalos hasta la eternidad.
Mientras tanto
me dejo de dramitas y disfruto los tres días libres que me quedan mientras leo Los
viajes de Tuf, termino los tres últimos episodios de Cosmos para verter mi opinión
aquí, programo algunos post desde cero y le doy su justa reseña a La ladrona de
libros que, para ser sincera, es una de las obras más tiernas que he leído en la
vida. :)
ADIÓS.
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