Como al parecer
la depresión existencial que me cayó después de leer Un Mundo Feliz no fue
suficiente, a los dos días decidí visualizar el fuertísimo documental Narco
Cultura del israelí Shaul Schwarz sólo para terminar en un shock mucho peor que
con el libro de Huxley, ajá. Si no lo han notado, yo me gano la vida pasando de
un drama a otro y al final termino quedándome muy quitada de la pena sin que se
me despeine la cabellera.
Para lograr
salir de la absorbente crisis que traía sobre mi conciencia decidí recurrir a
algo ligerito que me entretuviera por un momento sin que me hiciera perder tres
palmos más de fe en la humanidad (porque sinceramente ya estaba muy harta de
ese plan auto flagelante), así que rebusqué por las carpetas de mi laptop hasta
que me topé con el manga de Shingeki No Kyojin y el cómic de Firefly. El
primero trata de gigantes que comen humanos, así que automáticamente quedó
postergado para un momento más oportuno, y el segundo… ¡pues es Firefly! ¿Qué
cosa mala puede salir de ahí? Yo el mundo del cómic siempre lo he tomado con
pinzas. Como es un terreno totalmente desconocido para mí no sé muy bien qué
pensar todavía. Me siento demasiado novata al respecto. De hecho, los únicos
cómics que he leído en la vida son precisamente los de Firefly que previamente han
sido publicadas por Dark Horse, la misma compañía que actualmente nos trae este
nuevo arco en la vida de los tripulantes de Serenity, y me ha parecido
maravilloso darles un vistazo para ver de qué iba el asunto.
Supe de esta
nueva obra en noviembre del año pasado. Quizá antes, pero me da algo de pereza
rebuscar en Twitter para recordar como fangirlie
como puberta me emocioné cuando lo supe. Como los cómic son mensuales y el
primer número salió a finales de enero, imagino que por ahí ya ha de rondar el
#4 (y tal vez el #5), pero aun no me he puesto en plan de búsqueda y rescate.
Además, lo que vengo a traer por aquí son mis primeras impresiones en plan
random, así que imagino que los tres primeros números son suficientes por el
momento. Tendré que confesar que me sentí muy estúpida cuando descargué el
primer número y comencé a leerlo de derecha a izquierda, como si se tratara de
un manga. No me di cuenta que lo estaba leyendo TODO MAL sino hasta que iba
como en la quinta página y estaba a punto de arremeter contra el engendro que
creó algo sumamente incomprensible y lo puso a la venta. ¡Pero qué bella es mi
vida, a que sí! :D
La serie Serenity: Leaves on the Wind comienza casi nueve meses después de los hechos sucedidos en la
película, por lo que Mal y compañía se las están ingeniando hasta lo imposible
para quedar fuera de los radares de la milicia por tiempo indefinido. El
gobierno los está buscando en cada rincón del universo para que paguen por los
disturbios provocados indirectamente en varios territorios de la Alianza; todos
ellos relacionados con el tema del planeta Miranda, un bochornoso experimento
secreto del pasado cuya revelación universal ocurrió gracias a ellos. La
premisa, que en realidad es bastante trillada (ellos siempre están huyendo) se
irá complicando conforme los números avancen hasta que, no sólo River esté en
eterno peligro por el interés que el gobierno tiene por ella, sino también el
resto de la tripulación. Aunado a eso, un grupo de jóvenes disidentes, que se
hacen llamar La Nueva Resistencia, se levantan contra la autoridad para exigirles
que responda por los crímenes cometidos en aquel planeta fantasma.
Serenity: Leaves
on the Wind sería un buen capítulo de la serie si esta no hubiera sido cancelada.
Tiene esos aires, ese estilo, esa estructura y ese desarrollo de la historia
que tanto gustó ver en la pantalla chica. El equipo de Mal está de regreso, sí;
pero más pequeño, y hay que confesar que eso encoge dos centímetros el corazón.
Algunas cosas han cambiado tanto que cuesta un poquito adaptarse al nuevo giro que
nos muestran, pero es algo que se termina superando a la primera bromita que se
cuela directamente entre las viñetas. Además, hay tres cambios enormes en esta
serie de cómics que vale la pena mencionar:
Para empezar, Zoë
está MUY embarazada, es decir, a tres palmos de dar a luz. De hecho, quince
páginas más adelante ya está en labor de parto y, saben qué, me parece
maravilloso. Zoë se merecía a ese bebé más que nadie en el universo entero
después de todo lo sucedido en Serenity y la pérdida de Wash. Si hay algo que
siempre he admirado de esta mujer no es su estoicismo, sino su fortaleza. Es
una guerrera, una soldado, una casaca marrón de los pies a la cabeza, y eso
siempre se ha visto en cada decisión que ha tomado en su tortuosa travesía.
Pero como la vida en el espacio también es perra, no pasó mucho tiempo antes
que las cosas se torcieran demasiado como para que los lectores terminemos
lanzando víboras por la boca de verla sufrir de nuevo. Pero ella resiste, como
siempre ha resistido.
Y luego resulta
que el bueno de Jayne Cobb se ha ido a buscar mejores horizontes. Claro, si por
mejores horizontes podemos incluir
aquellos lugares de harpías y ladronzuelos al por mayor; aunque a estas alturas
ya todos sabemos que ese siempre ha sido su destino y le apasiona con una
grosera morbosidad. Además, a regresado a su casa y me loleo mucho;
no puedo evitarlo, sobre todo porque al parecer vive en la casa de su madre y
va por la vida robando muy a lo descarado, importándole poquísimo la mínima
dignidad que le pueda quedar en píe y oye, le va estupendo al personaje, ¿no? Muy
congruente y todo xD. Ya, hablando en serio: la traición de Jayne (ni siquiera
sé si llamarla así porque no conozco los motivos por los que dejó Serenity) se
veía venir desde lejísimos. A lo largo de la breve vida de Firefly se colaron
tales y cuáles escenas que insinuaban la insubordinación del ladrón y la poca
fidelidad que le tendría a Mal todo el tiempo. Jamás sería una persona en la
que el capitán pudiera confiar. Ariel (01.09) podrá no ser el mejor episodio de
la serie, pero ese final me pareció soberbio. Sobre todo porque somos testigos
de lo que Jayne es capaz de hacer sólo por dinero y, en contra punto ante esa
actitud intolerable, vemos lo que Mal es capaz de hacer a aquellos que cometan
el atrevimiento de atentar contra su tripulación. El capitán podrá pensar que
es una pésima decisión tener a dos fugitivos de la Alianza arriba de su nave,
pero jamás los abandonaría, ni mucho menos los entregaría por un poco de
dinero. Ya sabemos que Mal vomitaría sobre los pies de cada miembro del
gobierno antes de aceptar un solo centavo de cualquiera de ellos. Es una escena
final que aplaudiré cada vez que la vea, porque se lo merece por los mil motivos
importantes que hablan toneladas de estos dos personajes tan torcidos.
Y tenemos
el tercer cambio; drástico, fuerte, fabuloso, magnífico y muy deseado: Malcolm Reynolds
e Inara Sierra están juntos. OTP!!! OMS!!! HELP!!! SOZ!!! Ehm, o sea, ¿cómo
podré poner esto en palabras coherentes sin que parezca una fangirl con problemas hormonales? Creo
que no podré, así que mejor me doy por vencida desde ahora mismo, ¿ok? Vayamos
por partes y con brutal sinceridad: Mal e Inara tienen una relación bastante
ruda en la serie. Sí, aunque me miren feo. Y en la película también. Podemos
culpar de ello a la tensión sexual no resulta — les juro por los dioses nuevos
y viejos que jamás he visto una tensión tan pasional, basada en puras miradas y
gestos, entre dos personajes tan ficticios xD—, pero lo suyo raya en la
grosería. Es decir, era obvio que se amaban, pero lo aberrante que le resultaba
a él la profesión que ella tanto adoraba, opacaba cualquier visión futura sobre
el destino de ambos, que evidentemente jamás sería algo bueno. Digamos que
tenían una relación complicada. Serenity: Leaves on the Wind no gasta viñetas
en decirnos cómo terminaron liados (no hay tiempo para tanto) pero para eso
existen los fanfiction ¿no? Es más, hay un fic
en español que cumple perfectamente la función de ser un prólogo para este
arco. Since I found Serenity es una historia escrita por @dryadeh y la
narrativa es PRECIOSA, además se sitúa al poco tiempo de los hechos ocurridos
en la película, así que para mí es headcanon
total. Y como bonus extra nos da una versión bastante verosímil del motivo por
el cual Jayne abandonó la nave.
Estos tres
cambios enormes suceden entre los meses posteriores a lo descubierto en Miranda.
Aunado a eso, el mensaje liberado por la tripulación de la nave y Mr. Universe,
a los planetas de la Alianza, crean una serie de motines y protestas por parte
de un grupo que se hace llamar La Nueva Resistencia y el gobierno no ha tardado
en tacharlos de terroristas. Por esa misma razón los altos mandos deciden
emitir una orden de captura a quienes puedan proporcionar el paradero de Serenity
y su tripulación (con recompensa incluida). La Alianza no es la única que anda
en busca de Mal, los chicos que provocan las revueltas también lo quieren entre
sus filas, porque quieren convertirlo en su líder, y para dar con su paradero
van en busca de Jayne. Es más o menos aquí donde se van torciendo las cosas,
que evidentemente se resolverán en los dos últimos tomos, de sopetón, me
imagino.
Mención especial
a los maravillosos dibujos que han ilustrado las portadas de los cómics, eh.
JOYAS. Algún día (sí, lo sé, siempre digo algo como esto) escribiré la reseña
que Firefly se merece. Porque esto que escribí acá no cuenta. ¿Qué más puedo
decir? He adorado los tres primeros números del cómic y ahora me ha picado el
gusanito de este formato. Veré qué encuentro por ahí para saciar el hambre.
Como ya mencioné al principio, Serenity: Leaves on the Wind, con los seis
números de los que constará, es un episodio de Firefly con su principio, su
desarrollo y su final, que espero, sea feliz. Las bromas están ahí, los guiños
a la serie que nunca fue están ahí, viejos personajes que regresan para
reclamar antiguas cuantas pendientes, etc. Y la perfecta Serenity, tan inocente
como siempre. Los browncoats sólo nos queda aferrarnos a estas pequeñas joyas
que nos muestran todos los escenarios que jamás podremos ver en la pantalla
porque su prematura cancelación nos lo impidió. Sí, es normal que después de
tantos años muchos sientan que el hambre no pueda ser saciada, pero de esto a
nada... El programa de televisión era maravilloso, fue maltratado por la compañía
que lo trasmitió pero se ganó un estatus de culto en donde siempre podrá
brillar. Así, esplendoroso, como la luciérnaga que siempre fue.
Les
juro que no quiero quemar la FOX. En realidad sí.
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