Simon Baker, Owain Yeoman, Rubin Tunney, Tim Kang y Amanda Righetti. |
Hace ya algún
tiempo, llegué a pensar que el show habría alcanzado un clímax insuperable allá
por la tercera o cuarta temporada, y que a partir de ahí todo se inmolaría por
un precipicio donde, más tarde que temprano, terminaría disolviéndose en nada.
En honor a la verdad puedo decir que no me equivoqué del todo. Después del
épico final ofrecido en el episodio Strawberries and Cream II (03.24) las cosas
se torcieron de tal manera que todo se complicó; pero no sólo eso, la serie
cambió de matices y el entorno se transformó en algo oscuro (muy oscuro). Para la cuarta y quinta temporada, esa pesadez en el ambiente
se coló con saña sobre cada caso que aparecía en pantalla, y la antipatía
creciente de su personaje principal opacaba todo lo que se nos ofrecía para
contrarrestar eso. No es de extrañar entonces las razones que yo tenía para
creer que The Mentalist estaba cavando su propia tumba e inevitablemente enterrándose
lentamente hasta asfixiarse a sí misma.
Aquello fue algo
triste de ver, porque si la serie brilló por tanto tiempo fue por el carisma desbordante
del protagonista y esa doble moral que envolvía su propia esencia. Patrick Jane
nos acostumbró a verlo siempre con una sonrisa en el rostro, una taza de té en
las manos, y el chaleco de su traje siempre puesto sobre su camisa. Cuando la
sonrisa se fue y sólo nos quedó el té, el personaje quedó incompleto. Independientemente
que ese haya sido el destino que él siempre buscó, el shock para el público no
sería por eso menos evidente. Conforme la quinta temporada avanzaba, la trama
se oscurecía, y Red John se salía con la suya una y otra vez frente a los ojos
de una autoridad incompetente y corrupta, comencé a preguntarme si valía la
pena continuar viendo una serie que posiblemente jamás podría encontrar la
brillante esencia de sus primeros años. Los casos del inicio rozaban una
luminosidad absurda, no porque fueran bonitos
(faltaba más), sino porque sabíamos con quién nos toparíamos al final del
escenario: con el carismático —pero castigado— consultor del CBI que hacía
hasta lo imposible por sacarte una sonrisa después de resolver un crimen.
La oscuridad de Patrick
Jane se fue estableciendo de forma permanente conforme su cercanía con Red John
comenzó a marcarse. Fue algo que jamás pasó desapercibido para quienes le rodeaban.
Teresa Lisbon, líder del equipo donde él trabaja (y probablemente la única
amiga que tuvo después del asesinato de su familia), siempre se mostró bastante
preocupada por ese camino sin retorno que el mentalista estaba tomado, pero
poco podía hacer al respecto; la decisión de él fue decidida mucho años atrás.
Sólo era cuestión de tiempo antes de que todo estallara. También merecen una
mención especial la condescendencia de Grace Van Pelt, la empatía de Wayne
Rigsby y la rigurosidad de Kimball Cho porque, a pesar del giro vertiginoso que
se respiraba en el ambiente, jamás abandonaron a su colega. Incluso al final, terminaron
manchándose las manos de sangre enemiga. Pero nunca lo dejaron solo. Aunque en
el proceso pusieron en riesgo su vida, su carrera profesional y su cordura
mental, siempre procuraron cubrirle las espaldas ante cada tropezón que daba y
cada fallo que cometía, que fueron muchos y a todas horas.
Esto nos lleva
de lleno a la sexta temporada, dividida en dos partes y con matices diferentes.
Antes y después de Red John. Antes rojo y hoy azul. La premisa que The
Mentalist siempre nos ofreció fue sencilla: un ilusionista que durante muchos
años ejerció como psíquico decide ir tras un asesino serial después de que éste
asesinara a su esposa y a su hija para develar la farsa en la que se
sustentaba su jugoso negocio. Esta última temporada conjuga todos esos detalles
desperdigados a lo largo de toda la serie y por fin hoy pueden dar sus frutos.
No es de extrañar entonces que los ocho primeros episodios de esta última
entrega nos hayan llevado por un camino trépidamente y críptico (más por la
incógnita y el factor sorpresa, que por otra cosa) que nos dejaron sin aliento
en The Great Red Dragon (06.07) y llegaron a su máximo esplendor con Red John
(06.08), dejándonos pegados a la pantalla hasta el último minuto. Ambos
episodios, que podrían verse como un todo, consiguen estremecer más que algunas
de las temporadas pasadas completas, renovando con ello una serie que parecía
sumirse en un agujero negro del que jamás podría brotar de nuevo la luz. Pero nos
equivocamos. O me equivoqué. The Mentalist renació, y lo hizo de una manera
esplendorosa, muy acorde con el personaje que busca eximirse de su propio
pasado.
Al final, Patrick
Jane consiguió lo que quería. Al final, estuvimos de acuerdo con eso. Porque si
hay algo que siempre estuvo presente desde el principio fue la perversidad de
un asesino a sangre fría. Metódico y narcisista. Frívolo hasta erizarnos la
piel. Con esa grotesca vocecilla entre la que se colaba de vez en cuando algún
verso de Blake, y cuyo rostro sonriente hecho con sangre de sus víctimas
evocaba de forma horrorosa la imagen del rostro feliz con las que Hunter Jesperson concluía sus misivas criminales unas décadas atrás. La venganza de Jane
nos supo dulzona gracias en parte a los hechos tan perversos que tuvieron lugar
en episodios anteriores y que terminaron por crear un atiborramiento
intolerable cuando Red John se metió con Teresa Lisbon. Los espectadores no
fuimos suficientemente insensibles como para no percibir aquel dolor que
brotaba del rostro del consultor al ver la marca del asesino sobre el rostro
inconsciente de su compañera. Hay cosas
que sencillamente jamás se deben hacer, querido John.
La cacería
emprendida por Patrick Jane concluyó la temporada anterior con una disminución
considerable en el número de sospechosos —todos aquellos a los que alguna vez
les estrechó la mano— y el número icónico se asomó como conejo en el sombrero
de un mago: siete. Número peculiar y decisivo, dejando de lado algo demasiado
obvio, como le hecho que el episodio donde los candidatos son acorralados en el
antiguo hogar de él sea precisamente el número siete y se titule The Great Red
Dragon, esto en realidad es una remembranza específica a un pasaje bíblico del Apocalipsis
que señala la presencia de un gran dragón
rojizo que tenía siete cabezas (Ap. 12:3-4) y que, a su vez, inspiró el
lado creativo de William Blake en el ámbito de la pintura, dejando un legado de
cuatro imponentes y estremecedoras obras nombradas exactamente igual que el
episodio en cuestión.
Serie de pinturas del Gran Dragón Rojo de William Blake. |
Al final,
nuestra empatía gira en torno al bueno de Jane, que a estas alturas sólo quería
un poco de justicia por su propia cuenta, ¿y saben qué? Se lo merecía. Sí.
Porque ya muchísimo había soportado de parte de los plastas incompetentes del CBI
y su corrupción, junto con los miembros de la Asociación Blake, como para que
además tuviera que dejar en las manos de la deficiente ley californiana la vida
del asesino de su familia. Red John muere asfixiado por Patrick Jane en una
muerte que supo a gloria. Y a partir de ahí todo se iluminó. The Mentalist
renació cuando Red John salió del radar. Era algo que simplemente no me
esperaba. Pensé que al obtener el resultado deseado, Jane seguiría con su vida
fuera de cualquier grupo policial que se le pusiera encima pero oye, después de
dos años vagando como perro por Sudamérica y descubrir muy en el fondo que eso
de resolver crímenes se le da de maravilla, decide escalar quince centímetros
más y pasar directamente al FBI como si
fuera la cosa más fácil del mundo. Bueno, para él lo fue... Hay gente que
siempre tendrá ciertos privilegios.
Es a partir de My
Blue Heaven (06.09) donde el cambio se percibe, pero no es tan notorio sino
hasta que Green Thumb (06.10) se cuela con una confiada soltura, como si el
giro de 180° que acabara de dar la serie fuera poca cosa o hubiera sido algo
que siempre estuvo planeado. De esa manera, algo que pensé que no funcionaría
resulta enriquecedor y entretenido, agregando con ello una nueva dosis de
personajes regulares cuya personalidad logró cubrir cualquier hueco que la
entrañable presencia de Van Pelt y Rigsby inspiraba antes de su salida
definitiva. Kimball Cho se queda para mantener el equilibro entre el nuevo
equipo y el viejo sin que nos parezca demasiado extraña la trasformación
del entorno de trabajo. Dennis Abbott, el primero odiado y después amado agente
especial del FBI, sirve como supervisor y guía en la nueva travesía del
protagonista, y es quien, al final, logra reclutarlo con mil condiciones especificadas
en una servilleta sucia que tarde que temprano tuvo que cumplir a regañadientes.
Kim Fischer, por otro lado fue el anzuelo que logró sacar del anonimato a Patrick
Jane después de que ni siquiera Lisbon accediera a dar la ubicación exacta de
su auto exilio. Y luego tenemos al simpático de Jason Wylie, el nerd de la familia,
capaz de derretirse al primer Tamagochi
que le pongan enfrente.
La formula funciona no porque hayan sustituido a aquellos que salieron, sino porque la trama avanza. No se quedó atascada en un limbo infinito ante la ausencia del antagonista principal. Seguramente sabremos de la Asociación Blake más adelante, pero por el momento el rumbo que ha tomado el programa en general resulta atractivo para aquello que pensábamos que el callejón sin salida en el que se había metido —al matar al enemigo a mitad de temporada—, estaba a punto de eliminarlo de la parrilla televisiva. Por suerte los productores apostaron por lo diferente, y eso le ha otorgado a The Mentalist la renovación por una temporada más (aun no sé si estamos hablando de una monstruosidad de 23 episodios o simplemente media temporada). Renovarse o morir. Por suerte eligieron lo primero y su destino a corto plazo ya ha sido marcado, porque la audiencia ha respondido aun a pesar de la montaña rusa que ha sido toda la sexta temporada en general.
Y ahora hablemos
de Patrick Jane y Teresa Lisbon. Decir que esto no lo veía venir desde lejos
sería decirles una mentira. No estoy yo aquí para decirlo ni ustedes para
escucharlo, pero la decisión que tomaron los productores de la serie ha sido
ENORME, y debe de quedar muy en claro la situación en la que han posicionado a
ambos personajes porque es un viaje sin retorno, y a su vez tan delicado, que
cualquier decisión mal tomada mandaría por la borda una relación que promete
muchísimo por las circunstancias que la llevaron a materializarse
definitivamente después de tantos años.
La opinión
popular señala que los amores platónicos y las tensiones sexuales son positivas
mientras existan. Una vez que esta frágil pero resistente barrera se desmorona,
haciendo que desemboque en un romanticismo oficial, el interés que representa
el show se esfuma, como una pompa de jabón que revienta en el aire al primer
contacto con una superficie. Hay un origen específico de este fenómeno y
decenas de ejemplos para corroborarlo: se le conoce como el efecto Moonlighting
y sus consecuencias son perfectamente conocidas entre los amantes de las series
de televisión. El título hace referencia al show de los 80’s creado por Glenn
Gordon Caron cuyo éxito se disolvió apenas decidió unir a sus personajes
principales sin limitaciones de por medio. La calidad de los episodios decayeron
estrepitosamente junto con su audiencia y, un par de temporadas después, el
show fue cancelado sin remordimiento alguno (tampoco es que haya podido dar más
de lo que ya había ofrecido). La formula se repitió de manera desastrosa con
otro show de tintes detectivesco que también se asomó por la parilla televisiva
hace treinta años, gozando de cierta popularidad entre el público
estadounidense: Remington Steele. De hecho, la serie protagonizada por Pierce
Brosnan y Stephanie Zimbalist se estrenó tres años antes que Moonlighting, sin
embargo, no sería sino hasta la cuarta temporada cuando los protagonistas
consumarían su relación, dándole tiempo a Bruce Willis y Cybill Shepherd de
bautizar la maldición.
Teresa Lisbon y Patrick Jane. |
The Mentalist es
un drama policiaco, así a secas. Podrás
reírte en uno que otro episodio pero en general es una serie oscura que se
sostienen bajo el argumento de un personaje cuya familia fue brutalmente
asesina por un criminal sin escrúpulos. Por otro lado, Bones y Castle se mueven
por caminos muy parecidos y entran dentro de lo que se conoce como comedia dramática, el primero de tintes
criminalísticos y el segundo de tintes policíacos. Sin embargo, la pesada carga
emocional del show de la CBS no aparece ni en el programa de la FOX ni en el de
la ABC y por lo tanto no complica tanto la actitud de los protagonistas.
No hablaré de Bones
ya que dejé de verla cuando iba en su tercera temporada, así que desconozco
cómo Booth y Brennan terminaron juntos, pero llegué a conocerlos lo suficiente
como para saber que no son en lo absoluto como Jane y Lisbon por lo que
cualquier punto de comparación se pierde. Por otro lado, visualice Castle (ya
hablaré de su season finale cuando
vea los 13 episodios que me faltan) casi a la par que The Mentalist, así que
nadie me va a venir a decir a mí que, si la formula perfecta de Rick y Kate
funcionó en el show, también lo haría la de Jane y Lisbon. Castle es una
historia de amor, así nos la han vendido desde el principio, así es como hemos
sido premeditados a creerlo. La tensión sexual no resuelta estuvo ahí desde el piloto
y todos sabíamos que era cuestión de tiempo antes que terminaran unidos en
besos y abrazos. Richard Castle y Kate Beckett han sido una pareja permanente
desde siempre, los productores lograron crear un balance entre sus vidas
profesionales y privadas para que supiéramos justo lo necesario sin que su
relación nos pareciera cansina. Además, cabe mencionar la labor titánica entre
cada temporada para lograr que ambos personajes encajaran a la perfección; desde
el vestuario de ambos que rayaba la uniformidad, hasta la sincronía absurda de
sus movimientos entre escena y escena, sin contar la desbordante personalidad
de los dos (tan distintos entre ellos) y lo preciosos que se ven juntos cuando
aparecen en el mismo frame. Fue eso,
precisamente, lo que nos llevó de la mano a uno de los finales de temporada más
perfecto y romántico que he visto últimamente con el maravilloso episodio Always (04.23) y que
continúa aun en la actualidad, después de ver que la química entre el escritor
y la detective evoluciona de manera maravillosa a pesar de su compromiso.
@snappytoes |
Notando una
constante a lo largo de todo el show nos daremos cuenta que la vida personal del
mentalista estaba sumida en un limbo eterno en el que no se avanzó
absolutamente nada durante una década entera. Si, hubo mujeres por aquí y por
allá, quizá sólo tres dignas de mención, pero jamás hubo una relación oficial
que le orillara a reflexionar sobre su vida y, de paso, diera un giro al
obsesivo entorno que lo estaba consumiendo para mal. Para él era importante
clausurar de forma definitiva el caso de Red John, de esa manera podría
continuar adelante sin sentir la presión del fracaso acosándolo desde su
conciencia. Una vez retornado del exilio autoimpuesto, buscó descubrir quién
era y qué podía hacer con los trozos que quedaron de lo que fue. En este nuevo
panorama, Teresa Lisbon es la única que pudo presumir de mantenerlo a raya, tal
y como lo había hecho durante diez años y Jane lo sabe (de hecho, si ella no
podía trabajar para el FBI, él tampoco lo haría). Es también ella quien conoce
lo mejor y lo peor de él, quien lo ha defendido de tantos conflictos y procesos
legales que resultarían absurdos recordarlos todos. Fue Lisbon quien estuvo a
su lado durante sus días más oscuros y no se movió ni un centímetro cuando
otros no dudaron en abandonarlo. Al final, fue sólo ella quien lo aceptó tal y
como era, con su actitud infantil, su arrogancia, sus pretensiones, sus
boberías, sus absurdos trucos que rozaban cualquier límite legal y su capacidad
de usar a la gente para evadir la realidad. Fue eso también lo que provocó el
conflicto final entre los dos. Ella se sintió usada y humillada, preguntándose
a sí misma si algún día él podría ser un hombre decente.
¿Lo amaba desde
hace tiempo? Por supuesto que lo amaba (y él la amaba a ella), eso era
demasiado obvio, incluso para mí, que temí por un futuro en el que no
estuvieran juntos, pero Lisbon tenía sus motivos para no expresar en palabras
lo mucho que lo quería, porque ¿qué clase de persona es en realidad Patrick
Jane si siempre está escondiendo su personalidad de todo aquel que se acerque a
él? Aquí estamos hablando de dos personajes peculiares que se apoyaron
mutuamente durante demasiado tiempo, pero ninguno de los dos se atrevió a dar
el paso definitivo sino hasta éste final de temporada, que se la jugó a todo o
nada en las últimas escenas, y terminó con un cierre perfecto entre una pareja
que ya merecía un poco de justicia propia. Hay que tomar en cuenta el nuevo
panorama ahora que el camino ha sido trazado. El final que nos otorgaron hace
una semana iba a servir como clausura definitiva de la serie, pues la
producción no sabía si serían renovados para una temporada más, decidiendo con
ello darle a los fans lo que sentía que merecían por mera fidelidad durante
tantos años. Sin embargo, este mayo se anunció que la CBS renovó para una
séptima entrega y es aquí donde la cosa se pone interesante. Es aquí también
donde otros show han perdido el encanto (Moonlighting, Remington Steele) y otros
se reivindican para mantener una audiencia sólida mientras la calidad argumental
de sus episodios no disminuya, porque al final el asunto es así: no existe
ninguna maldición, ninguna fórmula para el caos. El rompimiento del amor
platónico para transformarlo en romanticismo no es necesariamente sinónimo de
mediocridad cuando es mostrado de una forma equilibrada con una producción
inteligente. Y los responsables de The Mentalist han demostrado que son capaces
de virar de rumbo sin perder la esencia misma de su personaje principal, que al
final es quien mantiene a flote este barco que por momentos parecía hundirse sin
remedio. La clausura de esta sexta temporada nos otorga el privilegio de ver el
camino que se inicia justo donde Blue Bird (06.22) termina. Será bastante
interesante ver la evolución de la relación entre Jane y Lisbon a partir de los
nuevos casos, y cómo afectara esto su propio trabajo porque créanme, no será lo
mismo. Mientras eso sucede nos quedamos con un descanso de, mínimo, siete
meses, así que saquen sus camas de dormir e hibernemos hasta final de año
soñando con ese beso que supo al azul más intenso, ¿no? ;)
Coincido bastante con lo que vos has escrito. Veo este show desde hace ya algunos añitos y me estaba pareciendo que se estaba volviendo repetitivo y cansino. Una lastima. Por suerte supieron retomar el rumbo en esta 6ta temporada. Lo que sí me impacto mucho fue la eovlucion en la relacion de Lisbon y Jane. Que cosica más hemosa ¿a que sí? *---* y he leido por ahi lo que vos mencionas arribita, que las cosas se ponen feas cuando dos personajes se enamoran y me da algo miedillo porque no quiero que todo lo que El Mentalista ha conseguido como show se vaya a la basura por un desliz de los escritores... eso seria de lastima. Pero tengo fe en que no sera así.
ResponderEliminarHe adorado lo que has dicho de Castle, adoroooo ese show y Beckett y Castle son mi OTP, curiosamente junto con Brennan y Both y Jane y Lisbon <333. No suelo shippear a parejas principales, siempre me voy por los secundarios, pero con ellos no me he resitido. Algo que no me pasó con Fringe, por ejemplo. Lo que si me ha dado curiosidad es que vos mencionas en post anteriores que tu show favorito siempre ha sido X FILES y he leido en foros de El Mentalista que ciertos usuarios esperan que el show no caiga en su última temporada en la monotonia que tambien envolvio a X FILES, pero yo nunca he visto este ultimo show. Siempre me ha picado la curiosidad pero no he conseguido todas sus temporadas. SON MUCHAS. Y sé poquisimo de Mulder y Scully mas alla de sus nombres, pero son un referente de la cultura popular asi que es imposible pasar de ellos. Muchos dicen que su relacion es parecida a la de Lisbon y Jane ¿es así? Me gustaria saberlo. Y tambien noté que, tanto en Bones como Castle, han hecho homenajes a la serie, o referencias (en Fringe tambien), de hecho, el actor que interpreta a Mulder ha grabado un episodio de Bones, supongo que lo vos habréis visto. ;D Y pues eso, que me gustaria saber que tan parecidos son la pareja de ambas series y cual fue el fracaso de X FILES, ¿tuvo que ver algo de La Maldición de Moonlighting?? ¿tiene que ver algo el bebé que tuvieron? (que me entere por ahi que tuvieron uno y luego lo dieron en adopcion, en Bones tambien ambos tuvieron una bebé hermosa pero nada que ver el destino de estos nenes en ambas series, ¿no?)
UN abrazo y un saludo!!!!!